EL VALS DE LA SOLEDAD
“ ... que personne ne soit oublié ... “ decía la Bruni,
en círculos concéntricos en mitad de la noche,
llegaba cabalgando a lomos de la negrura,
en pos de mi alma callada aguardando ardiente.
Llevaba prendido el dolor y éste envuelto en
espuma de caramelo, rosa y blanca.
Llegaba flotando etérea sobre aguas de miel,
y comenzaba una danza de orquídeas cinturas,
sola frente a espejos de ojos claros, de mirada inerte.
Y toca armónicas y órganos en la inmensidad del cielo.
Pero llega también a la estrechez de mi alma
silbando gimiendo suspirando, aleteando
su nariz bajo ojos temblorosos, llega a mi cerco
de soledad, a mis manos, a mis brazos,
llega llenando el espacio solo, cimbreándose.
Me ciega la seda, el algodón y la nube.
Una y otra vez llega defendiendo leyes
contra la soledad, rescatando la hora de la infancia,
recordándonos el calor de la palabra y
el roce de la ternura.
lunes, 11 de enero de 2010
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